A cold weather, with constant rain and thunders in the sky. Coloured leaves falling off. For the first time in my life I was living a real autumn. I will never forget how I was opening my life to a whole new experience. (Versión en español al final)
It was a dream that had seduced my heart and mind. Started with a bit of hope and little by little things started to fall into place thanks to God and the ones around me that helped me step up.
As I look back, I remember I only had a suitcase, a backpack and my violin. My first two weeks gave me a small idea of two things I would never forget about Romania: paper work is hell and the transportation (in comparison to Peru) is like heaven for me (except during summer).
It’s incredible. I have mixed feelings. Nostalgic about my family, my friends, my culture, my food. I felt so discouraged, so out of place. I wanted the hugs of my beloved people. I wanted to hear their voices in person. I wanted their presence.
God never left me alone. I found friends that have been by my side. Some of them like family. Surrounding me with their presence and their own families, friends and even pets. I will be eternally grateful to them for those kind hearts. Now I have a job and I’m soon going to start my classes where I will be speaking in Romanian (scaaary). I always had a place to sleep, I had food and clothes. Sigh, what else could I ask for?
I started from scratch and it was very scary. There were very happy moments but also moments where I wanted to go back. I did make those calls to mom. I did have those days where I wanted to give up everything. But I have been blessed and I’m just happy that in my first year, thanks God, I have been victorious.
Thank you all, for your thoughts, your comments and your prayers. I keep you all in my mind and my heart everyday.
Hacía frío, llovía mucho y escuchaba truenos. Las hojas de diferentes colores caían de los árboles. Por primera vez estaba viviendo un otoño real. No olvidaré nunca cómo abría mi vida a toda una nueva experiencia.
Poco a poco este sueño había conquistado mi mente y corazón. Comenzó con una pequeña esperanza y luego todo tomó su lugar y gracias a Dios y los cercanos que me ayudaron a salir adelante.
Cuando miro hacia atrás, recuerdo que solo tenía una maleta, una mochila y mi violín. Mis primeras dos semanas me dieron una idea de dos cosas que no olvidaré de Rumanía: el papeleo es el infierno y el transporte (a comparación con Perú) es como el cielo (excepto durante el verano, ¡guácala!).
Es increíble. Tengo sentimientos encontrados. Nostalgia por mi familia, mis amigos, mi cultura, mi comida. A veces me sentí tan desalentado, tan fuera de lugar. Quería los abrazos de mis seres queridos. Quería escuchar sus voces en persona. Quería su presencia.
Dios nunca me dejó solo. Encontré amigos que me han acompañado. Algunos de ellos son como mi familia. Me rodearon con su presencia, sus propias familias, sus amigos y hasta sus mascotas. Estaré eternamente agradecido por sus corazones nobles. Ahora tengo un trabajo y dentro de poco empezaré mis clases donde tendré que hablar en rumano (qué miedo). Siempre tuve donde dormir, tuve alimento y ropa. *Suspiro* ¿Qué más puedo pedir?
Empecé desde cero y fue aterrador. Tuve momentos de mucha alegría pero también momentos donde quise regresar. Sí, hice esas llamadas a mamá. Tuve días en los que quise darme por vencido, dejar todo. Pero he sido bendecido y estoy muy feliz de que en mi primer año, gracias a Dios, he sido victorioso.
Gracias a todos, por sus pensamientos, sus mensajes y sus oraciones. Los tengo a todos en mi mente y en mi corazón todos los días.
Migratory Bird 